
Todos los moteros sabemos que la línea recta es, además de la distancia más corta entre dos puntos, la forma más aburrida de viajar. Somos capaces de ignorar las autopistas, evitar las autovías, incluso las nacionales… pero nunca dejamos pasar las carreteras secundarias, esas que nos transportan a otros mundos y otros tiempos, esos caminos que amplían no sólo la duración del viaje sino nuestro disfrute del mismo.
En esta sección incluiremos pequeñas rutas que no tienen otra función que la de llevarnos de un sitio a otro por carreteras interesantes, alejadas del tráfico, más lentas, sí, pero siempre apasionantes. Esas carreteras secundarias que, en el caso de los moteros, suelen ser «primarias»…
2. De Madrid a los Pueblos Negros de Guadalajara
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