
La Peña de Francia es un lugar de peregrinación no sólo religioso (cada 8 de septiembre se celebra una romería desde La Alberca) sino motero: subir a la misma es una de las escapadas más célebres entre los moteros salmantinos.
A continuación os presento una ruta que parte de Salamanca para introducirse de lleno en el Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia y desemboca en Ciudad Rodrigo, incluyendo una pequeña excursión por las Hurdes (tan bellas como injustamente olvidadas) y una visita a dos de los pueblos más bonitos de la zona.
Como resumen de la ruta, aquí os dejo el pequeño video que grabé. Recordad que podéis encontrar más en el canal de Youtube MOTEANDO. 1. De Salamanca a las Batuecas
Siempre con la idea clara de evitar las autovías y las carreteras nacionales más concurridas, iniciamos la marcha por la CL-512, una vía que poco a poco nos alejará de la capital a medida que nos introduce de manera casi imperceptible en las extensas dehesas y llanuras previas a las Batuecas.

La carretera hasta Vecinos es una larga recta que en nada se parece a las reviradas curvas que nos esperan más adelante
En Vecinos tomamos la SA-205, una carretera que, como la precedente, no es sino una larga e interminable recta, de esas que los moteros solemos evitar en la medida de lo posible, pero que muchas veces no nos queda otro remedio que atravesar para llegar rápido a zonas más interesantes. He de admitir, no obstante, que esta carretera trazada con regla y cartabón ganó atractivo gracias a las terneras, encinas y alcornoques que componen el paisaje de la dehesa salmantina.
Después de unos treinta minutos de rodar a un ritmo divertido, agradable y legal, los nombres de los pueblos van patentizando el paso de la llanura a la serranía: San Esteban de la Sierra y Santibáñez de la Sierra son los primeros en hacernos recordar que no sólo de rectas viven los moteros. El entorno que rodea a estas poblaciones comienza a ser cada vez más agreste, montañoso y sensacional: humilde anticipo de lo que está por venir.
2. Miranda del Castañar
El pueblo de la región que mejor conserva su excelente patrimonio histórico-artístico se ubica encima de una loma que le confiere una silueta que no pasa desapercibida a los que se aproximan a su excepcional casco antiguo, en el que destacan el Castillo de los Zúñiga y un recinto amurallado en el que sobreviven sus cuatro puertas.

La plaza frente al castillo, antiguo patio de armas del castillo, se considera la plaza de toros cuadrada más antigua de España

El casco antiguo es transitable desde nuestras motos, algo que resulta muy cómodo para una visita rápida
Miranda del Castañar fue el lugar idóneo para la primera parada de la ruta. El paseo por su centro histórico y las maravillosas vistas que desde un mirador tan privilegiado se tienen de la sierra que lo rodea nos abrieron el apetito. La mejor elección fue un restaurante pequeño que hay a la entrada del pueblo llamado «Las Petronilas», donde dimos buena cuenta de unas tostadas convenientemente aderezadas…

En esta región no hay lugar para la «mantequilla con mermelada»: el jamón del cercano Guijuelo es el protagonista
2. Un paseo por Las Hurdes
Desde Miranda del Castañar continuamos por la SA-225 hasta llegar a Sotoserrano, el pueblo a menos altura sobre el nivel del mar de toda la región (522 metros) y donde embotellan el magnífico vino que probaríamos unas horas más tarde. Desde Sotoserrano se puede tomar el desvío que lleva hasta La Alberca, pero como lo importante es el camino (tanto o más que el destino), opté por dar un rodeo que nos llevaría a atravesar la parte norte de Las Hurdes. Ni que decir tiene que dicho rodeo constituyó uno de los aciertos de la ruta…

Nada más salir de Miranda del Castañar nos encontramos con este paraje cuyo protagonista era el maravilloso río Francia
La carretera EX-204 se adentra en la provincia de Cáceres y nosotros la seguimos en dirección Vegas de Coria, una «alquería» del concejo de Nuñomoral que constituye el primer contacto con los pueblos de la comarca de Las Hurdes. Para los que disfruten con los sucesos extraños y el misterio, que tengan cuidado con alguna de las maravillosas curvas que rodean Vegas de Coria, vaya ser que encuentre a alguna sombra errante…
Antes de llegar a Vegas de Coria podemos tomar el desvío hacia Las Mestas y de allí seguir hasta La Alberca, pero estamos haciendo un rodeo interesante y todavía queda mucho por ver, como atestiguan las siguientes fotos:

Las mimosas tenían una fragancia tan dulce que no nos costó imaginar por qué la miel de las Hurdes es tan sabrosa

Casares de Las Hurdes, un pueblo «ubicado en mitad de ninguna parte», pero con un encanto arrebatador
Desde la CCV-55, justo en la frontera entre Extremadura y Castilla y León, seguimos la carretera EX-366, que nos llevará hasta Las Mestas atravesando Riomalo de Arriba, El Ladrillar y Cabezo. Este tramo de la ruta es uno de los más llamativos, a excepción de la subida a la Peña de Francia, que es francamente espectacular. Un recorrido aéreo que nos ofrece unas vistas impresionantes de la sierra y los bosques que rodean esta comarca, adornados con el serpenteante fluir de carreteras secundarias que horadan el terreno como si fueran ríos de tierra.

Siempre conviene aguantar la respiración antes de tomar una fotografía aunque a veces, como aquí, simplemente te quedas sin aliento
Desde Las Mestas tomamos la SA-201, que nos llevará a través de un puerto de montaña hasta La Alberca, donde teníamos pensado parar a comer. El famoso Portillo de las Batuecas, con sus 1242 metros, nos ofrece las últimas grandes vistas del montañoso perfil de Las Hurdes y de la sinuosa carretera por la que habíamos ascendido. A pesar de que ya teníamos bastante hambre, hicimos una última parada para sacar algunas fotos.
3. La Alberca
Considerado uno de los pueblos más bonitos de España, La Alberca se convirtió en Monumento Histórico-Artístico en 1940, siendo el primer municipio español en conseguir tal distinción, lo que ha facilitado la conservación de su espectacular casco viejo. Uno de los detalles más llamativos lo encontramos en las inscripciones en piedra que adornan muchos de los dinteles de las casas de La Alberca, muestra centenaria del fervor religioso de sus pobladores, quizás en su mayoría conversos que buscaban de esta manera explicitar y reafirmar su nueva fe. Como anécdota que manifiesta la importancia que tuvo este pueblo en el pasado podría citarse el hecho de que llegó a tener sus propias ordenanzas en 1515 y que Las Hurdes fueron una dehesa de La Alberca hasta 1835.

Es fácil perderse entre las callejuelas que alternan el aroma de los embutidos con el de los dulces tradicionales
El lugar elegido para comer, recomendable 100% sin riesgo de equivocarme, es La Cantina de Elías.
El local estaba lleno, lo cual no era de extrañar teniendo en cuenta lo que contenía el menú del día: tostón ibérico, ternera morucha…
Como el tostón se había acabado, decidimos pedir a la carta una serie de platos para hacernos una buena idea de la gastronomía de la zona y, sobre todo, de la buena mano que tienen en este restaurante familiar tan agradable.

Ensalada de ventresca de atún y pimientos asados al horno, una verdadera delicia si se cuenta, como era el caso, con excelente materia prima

Torta del Casar, uno de los quesos más sabrosos de España, que cuando lo sirven fundido y con pimentón de la Vera resulta irresistible

Me gusta cocinar mucho y comer aún más, y reconozco que nunca había probado unos boletus edulis a la plancha tan perfectamente elaborados, con una textura espectacular, carnosos y a la vez casi manteca: un 10 para el cocinero

Este monovarietal «tempranillo», embotellado para La Cantina de Elías en el cercano pueblo de Sotoserrano y servido como vino de la casa por el irrisorio precio de 7,50€, resultó ser un verdadero hallazgo…
Al terminar de comer pasé por la tienda que tienen en el local para comprar un jamón (toda la zona es experta en la materia, con Guijuelo a la cabeza, como veremos en una futura entrada sobre la ruta del jamón) y las botellas de vino. Recibí un trato exquisito por parte de una familia que demostraron ser unos profesionales.
El café lo tomamos a la salida de La Alberca, en un complejo turístico muy peculiar llamado «La Abadía de los Templarios«, que me dejé apuntado para volver algún fin de semana veraniego para escapar del agobio de la capital. Días más tarde me enteré de que unos amigos se casaron allí, lo que no es de extrañar si tenemos en cuenta el nivel de hostelería del que estamos hablando.
4. La Peña de Francia
La carretera SA-201 nos llevaría hasta Salamanca, pero nuestra intención es tomar el desvío a la izquierda que, a través de la SA-203, nos conducirá hasta la Peña de Francia, una de las montañas más altas (1727 metros) de la sierra que lleva su nombre.

Algunos tramos de la ruta presentan un firme algo descuidado, pero son más la excepción que la norma
La subida es enrevesada, por una carretera retorcida entre árboles que apenas dejan ver la majestuosa silueta de la peña. Pero a medida que ascendemos notamos cómo la vegetación va desapareciendo progresivamente, a la par que hacen aparición unas vistas del entorno que justifican toda la ruta que nos ha llevado hasta allí.

A lo lejos pueden apreciarse las cumbres nevadas de la Sierra de Béjar, sector occidental de la Sierra de Gredos

En invierno se suele cortar el acceso a la Peña de Francia, así que hay que aprovechar el buen tiempo para subir y sacar buenas fotos

Como buen vértice geodésico, podemos usar las referencias visuales para reconocer los pueblos que nos rodean…

Algunas de las partes del Santuario de la Peña de Francia en umbría todavía conservaban algo de nieve

Para sacar la foto de portada de la presente ruta, como ocurre con frecuencia, hizo falta «currarse» un buen encuadre
Después de un buen rato paseando por el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia (el santuario mariano a mayor altitud del mundo) y los alrededores, notamos que era hora de partir: los rayos de sol apenas calentaban, lo que significaba que la noche se acercaba y todavía nos quedaba un pequeño trayecto hasta Ciudad Rodrigo.
El descenso desde la Peña de Francia hasta Ciudad Rodrigo lo hicimos por la SA-CV-178, la SA-CV-106 y finalmente la SA-V-92. A pesar de sentir que la ruta llegaba a su fin, el espectáculo de los últimos rayos de sol no hizo sino acrecentar nuestras ganas de seguir rodando sin detenernos, como si no lleváramos a la espalda unos cuantos cientos de kilómetros y casi 10 horas de viaje.

Al fondo puede verse, como una cicatriz en la montaña, la carretera por la que teníamos que descender hasta Ciudad Rodrigo

José María hace su entrada triunfal en el recinto amurallado de Ciudad Rodrigo, donde acaba la ruta y esta entrada
La bajada fue muy agradable, como digo, y si tuviera que destacar algo sería la sensación de estar «completamente solos». No vimos ni un coche, ni una moto, nada… sólo dos corzos que aparecen al final del video de la ruta. Esta soledad del paisaje, que he experimentado en otras regiones como El Maestrazgo o La Alcarria, es una de las características no menos atractivas de los viajes en moto…
Pingback: El Parque Natural de las Batuecas y la Sierra de Francia
Buena ruta, buena gastronomía y muy buena crónica. Continua así.
¡Pues cuando me digas empiezo a preparar una para que os bajéis y nos peguemos un buen fin de semana!